jueves, 31 de octubre de 2013

Microchiste

Hace exactamente un año me vieron la cara de estúpido.

Locombia

A exactamente una semana de emprender el viaje de vuelta, tengo que hablar. Tengo que decir qué sentía y qué siento ahora.
Antes sentía que mi vida era eso, una constante de días que iban y venían sin ningún significado de gran importancia. Soy de esas personas que hago las cosas porque me provocan, y casi nunca porque me toca, y cuando me toca es porque me provoca. La vida en Venezuela para mí es completa. Tengo todo lo que alguien puede aspirar en los escombros de sociedad que nos queda y más allá de vivir, me acostumbré a sobrevivir, y sentirme un super héroe al sobrevivir a cada salida de mi casa.
Venir a otro país, a la Hermana República, ha hecho que mi madurez se duplique, que cada día se me haga más difícil decir adiós, y que a diario me pregunte si de verdad mi futuro está allá. Por el lado económico, es demasiado tragicómico ver que mi sueldo de empleado público, no es ni siquiera el salario que gana el que recoge la basura aquí. Por el lado sociopolítico, aquí la gente no tiene ese idealismo por una sola persona, y sigue siendo igual votar por uno que por otro. ¿Por qué? porque la vida sigue. Por el lado de la familia, simplemente no necesito decir mucho. Aquí estamos todos los Posada, faltando solamente mis abuelos y mis gatos. La vida de adulto te quita muchas vendas que de niño te ponen para que no te preocupes más de la cuenta, pero la familia es lo primero y sería delicioso poder estar con ellos en todo momento.
Es demasiado fuerte tener dos nacionalidades, querer a dos países por igual, a pesar de todo; a pesar de que uno de los dos se esté yendo literalmente a la mierda y el otro, simplemente te deje boquiabierto.
Este año, hasta mi próxima visita, tengo demasiado en qué pensar. Demasiado.
Seguiremos informando.